


El payaso Mauro pasó a mejor vida, pero su espíritu sigue con nosotros. En vez de guardar duelo, el cortejo fúnebre celebra el aquí y el más allá con risas y exuberancia. Recuerdos preciosos y extravagantes hacen fiesta con los sentidos. El sonido de risas hacen eco en el escenario y visiones de gozosos saltimbanqui y acróbatas fascinan a los ojos. Los lamentos y melancolía se retiran frente a semejante cabalgata de alegres recuerdos de una vida gloriosamente vivida. Un desfile festivo que entretiene; el galardón perfecto para un artista cuya vida estuvo dedicada al jolgorio y la diversión.


Corteo, “cortejo” en italiano, es un desfile lleno de alegría, una procesión festiva producto de la imaginación de un payaso. El espectáculo combina la pasión de los actores con la elegancia y la fuerza de los acróbatas para que los espectadores se sumerjan en un mundo teatral y misterioso, en algún lugar entre el cielo y la tierra, que mezcla la diversión, la comedia y la espontaneidad.
El payaso representa su propio funeral, que se celebra en un ambiente carnavalesco, mientras unos ángeles de la guarda vigilan en silencio. A través de una mezcla de lo grande y lo pequeño, lo ridículo y lo trágico, de la magia de la perfección y el encanto de la imperfección, el espectáculo pone de manifiesto la fuerza y la debilidad del payaso, así como su sabiduría y su delicadeza para ilustrar esa porción de humanidad que reside dentro de todos nosotros. La música, lírica y pícara sucesivamente, lleva a Corteo a través de una celebración atemporal en la que la ilusión se burla de la realidad.
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